La rápida adopción de la inteligencia artificial (IA) en múltiples sectores ha llevado a la introducción de la Ley de Inteligencia Artificial en la Unión Europea (UE 2024/1689), un marco normativo integral diseñado para abordar los riesgos asociados a las tecnologías de IA.
A diferencia de las normativas específicas de cada industria, la Ley de IA se aplica en sentido amplio, abarcando varios sectores, entre ellos la sanidad y la IA en dispositivos médicos, y las empresas no pertenecientes a la UE no están exentas de la necesidad de mantenerse al día.
Para los fabricantes de dispositivos médicos, el cumplimiento ahora se extiende más allá del Reglamento de Dispositivos Médicos (MDR) (UE 2017/745) para incluir la Ley de IA. Cuando existe legislación múltiple, hay solapamientos normativos potenciales. El MDR hace hincapié en la seguridad del paciente, la eficacia clínica y la gestión de riesgos, principios que se alinean con el enfoque basado en el riesgo de la Ley de IA para la gobernanza de la IA. Dados estos objetivos comunes, la integración de los requisitos relacionados con la IA en un sistema de gestión de la calidad (SGC) existente resulta práctica y beneficiosa para las empresas norteamericanas que deseen operar a escala internacional.
Reconociendo esta necesidad, el artículo 17 de la Ley de IA permite explícitamente la integración de requisitos de SGC específicos de la IA en los marcos sectoriales existentes, estableciendo lo siguiente:
"Los proveedores de sistemas de IA de alto riesgo que estén sujetos a obligaciones en materia de sistemas de gestión de la calidad o a una función equivalente en virtud de la legislación sectorial pertinente de la Unión podrán incluir los aspectos enumerados en el apartado 1 como parte de los sistemas de gestión de la calidad con arreglo a dicha legislación."
Este documento explora las similitudes y diferencias clave entre el MDR y la Ley de IA, centrándose en áreas como la gestión de datos, los procesos del ciclo de vida, el seguimiento clínico post-comercialización (PMCF) y el cumplimiento normativo. A través de este enfoque, los fabricantes de dispositivos médicos pueden incorporar eficientemente el cumplimiento de la IA en su SGC, garantizando tanto la alineación reglamentaria como la seguridad del paciente.