Una empresa con un sistema de gestión climática bien gestionado y con el objetivo de la neutralidad de carbono tiene una gran ventaja competitiva hoy en día. Se distingue de sus competidores gracias a la sostenibilidad y resulta atractiva como empleador. Las primeras grandes empresas ya han anunciado que el pago de primas a sus directivos estará vinculado a la consecución de objetivos de sostenibilidad, y la elaboración de análisis de materialidad va en aumento. En este artículo, encontrará información sobre los motores que están provocando cambios en el tema de la protección del clima, cómo puede ser el equilibrio de CO2 en una empresa y qué normas son relevantes para ello.

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Neutralidad de CO2 - una definición

En un sentido estricto, el término neutralidad de CO2 significa que no se emite CO2 o que las emisiones de CO2 se compensan totalmente. Un contexto de acción que es neutral en cuanto al CO2 en este sentido no aumenta la concentración del gas de efecto invernadero CO2 en la atmósfera, pero puede tener otras influencias en el clima, por ejemplo, emitiendo otros gases de efecto invernadero como el metano o el óxido nitroso o -en el ejemplo de la aviación- cambiando la cobertura de nubes. Por tanto, la neutralidad del CO2 no es sinónimo de neutralidad climática o de gases de efecto invernadero. [...] La neutralidad climática significa que un proceso o actividad no afecta al clima. Fuente: Wikipedia

Impulsores políticos de la protección del clima

En 1997 se celebró en Kioto (Japón) la Conferencia sobre el Cambio Climático, en la que se adoptó el "Protocolo de Kioto". Este protocolo estableció una Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que por primera vez fijó compromisos jurídicamente vinculantes de limitación y reducción de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), así como de gases fluorados de efecto invernadero (gases F) como los hidrofluorocarbonos (HFC) que contienen hidrógeno, los perfluorocarbonos (PFC) y el hexafluoruro de azufre (SF6).

El acuerdo entró en vigor en 2005. Le siguieron dos periodos de compromiso. Tras el primero, que se extendió de 2008 a 2012, las naciones participantes determinaron que no se habían alcanzado los objetivos climáticos deseados. Esto condujo a un segundo período de compromiso, que se extendió de 2013 a 2020.

Para mantener el proceso internacional de protección del clima después de 2020, era necesario otro acuerdo de protección del clima. Así, en 2015, se adoptó el "Acuerdo de París sobre el Clima", que por primera vez fijó un objetivo concreto para limitar el calentamiento global muy por debajo de los dos grados respecto a la era preindustrial.

En 1997 se celebró en Kioto (Japón) la Conferencia sobre el Cambio Climático, en la que se adoptó el "Protocolo de Kioto". Este protocolo estableció una Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que por primera vez estableció compromisos legalmente vinculantes de limitación y reducción de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), así como de los gases fluorados de efecto invernadero (gases F) como los hidrofluorocarbonos (HFC) que contienen hidrógeno, los perfluorocarbonos (PFC) y el hexafluoruro de azufre (SF6).

El acuerdo entró en vigor en 2005. Le siguieron dos periodos de compromiso. Tras el primero, que se extendió de 2008 a 2012, las naciones participantes determinaron que no se habían alcanzado los objetivos climáticos deseados. Esto condujo a un segundo período de compromiso, que se extendió de 2013 a 2020.

Para mantener el proceso internacional de protección del clima después de 2020, era necesario otro acuerdo de protección del clima. Así, en 2015, se adoptó el "Acuerdo de París sobre el Clima", que por primera vez fijó un objetivo concreto para limitar el calentamiento global muy por debajo de los dos grados respecto a la era preindustrial.

Neutralidad de CO2 en Alemania para 2050

A nivel europeo, el Protocolo de Kioto dio lugar al comercio de emisiones de la UE. Éste se considera un instrumento para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que sólo se puede emitir y comercializar en el mercado un número limitado de derechos de emisión. En Alemania, el Plan de Protección del Clima 2050 se adoptó en 2016. Su objetivo es alcanzar la neutralidad de CO2 en gran medida para esa fecha.

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ISO 14064-1 Gases de efecto invernadero

Libro blanco

Explicamos la norma: Puede encontrar más conocimientos valiosos sobre la normativa y orientaciones importantes en nuestro libro blanco gratuito.

Sobre el autor: Altan Dayankac es auditor de DQS y un solicitado experto en numerosos temas de sostenibilidad.

En octubre de 2019, Alemania publicó el Programa de Protección del Clima 2030, que sirve para implementar y concretar el Plan de Protección del Clima 2050. Contiene objetivos y medidas concretas, entre las que se encuentra la Ley Federal de Protección del Clima modificada.

Con esta ley, el gobierno federal ha endurecido los requisitos y ha establecido la disminución anual de las emisiones de gases de efecto invernadero para una amplia gama de sectores, por ejemplo, el transporte, la industria y los edificios. Para 2030, las emisiones de CO2 deben reducirse en un 65% respecto a los niveles de 1990. Para 2045, Alemania debe lograr la neutralidad de los gases de efecto invernadero. Los ministerios respectivos son responsables de supervisar el éxito de los objetivos y de las posibles medidas de seguimiento.

Las redes y las normas como motores de la protección del clima

Las redes y normas de sostenibilidad apoyan la cuestión de la protección del clima y la neutralidad del CO2. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, el Pacto Mundial, la Iniciativa de Información Global (GRI) o el Código Alemán de Sostenibilidad (DNK), que incluyen directrices para la presentación de informes no financieros y abordan la cuestión de los gases de efecto invernadero. Además, están los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que se adoptaron en 2015 y entraron en vigor en 2017. Forman parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, uno de ellos es la "acción sobre el cambio climático".

La sociedad como impulsora de la neutralidad del CO2 y la protección del clima

La generación de gases de efecto invernadero, como el CO2, se basa esencialmente en la actividad humana, como el uso intensivo de combustibles fósiles y de carbono. Para alcanzar los objetivos fijados y, por ejemplo, la neutralidad del CO2, se necesitan todos los actores: las empresas, las organizaciones no gubernamentales y los particulares, que pueden ejercer una gran presión en la dirección de las empresas neutrales en cuanto al CO2. Los consumidores pueden ayudar a dirigir la cuestión de la neutralidad del CO2 a través de su comportamiento de consumo. Las cuestiones de sostenibilidad son ahora también un factor importante y en constante crecimiento en la competencia empresarial, por ejemplo, para los nuevos empleados.

Las empresas como motor de la protección del clima

Ni siquiera la comunidad empresarial puede seguir ignorando la cuestión de la protección del clima. Muchos clientes exigen ahora sostenibilidad en las cadenas de suministro y, más concretamente, en las cuestiones climáticas. Algunas grandes empresas han descubierto la cuestión de la protección del clima por sí mismas y persiguen prácticas empresariales neutras en materia de CO2. En algunos casos, incluso quieren hacer depender su elección de proveedores de sus objetivos de sostenibilidad.

Los inversores privados e institucionales también se centran cada vez más en la protección del clima, la neutralidad climática y otras cuestiones de sostenibilidad. Los índices de sostenibilidad incluyen cada vez más empresas activas en estos ámbitos. Además de los fondos de sostenibilidad para inversores privados, los inversores institucionales, por ejemplo a través del Proyecto de Divulgación del Carbono (CDP), tienen la oportunidad de conocer el compromiso climático de las empresas y su huella de carbono en el camino hacia la neutralidad climática.

Esto es importante porque, por un lado, el cambio climático causa grandes daños y, por lo tanto, también se convierte en un riesgo para las empresas por las tormentas o las inundaciones, y por otro lado, es arriesgado para las compañías de seguros si tienen que pagar elevadas indemnizaciones por daños. El Carbon Disclosure Project es una iniciativa cuyo objetivo es que las empresas, pero también los municipios, publiquen sus datos medioambientales. Más de 655 inversores institucionales tienen acceso a estos datos.

La protección del clima se ha convertido en una parte integral del mundo actual. Si quiere tener éxito a largo plazo, es imprescindible que se ocupe de la gestión del clima.

Gestión del clima y neutralidad del CO2: una clasificación

La gestión del clima puede asignarse al bloque temático de gestión de la sostenibilidad y al subapartado de gestión medioambiental (ISO 14001). La gestión de la energía (ISO 50001) puede entonces encontrarse en el área de la gestión del clima. Si en una empresa ya se ha establecido un sistema de gestión de la energía conforme a la norma ISO 50001, se pueden extraer beneficios de ello para la protección del clima. Merece la pena basarse en las estructuras existentes y utilizar las normas ISO 14001 e ISO 50001 reconocidas como aportación. Integrar la gestión del clima en un sistema de gestión integrado ya existente también es una buena opción. Para ello, las organizaciones

  • Identificar sus propios impulsores a partir de su contexto y del análisis de las partes interesadas
  • Examinar su política climática actual
  • Definir las responsabilidades
  • Establecer objetivos, por ejemplo, la neutralidad del CO2, objetivos basados en la ciencia
  • Desarrollar una estrategia climática utilizando un ciclo PDCA (Planificar-Hacer-Verificar-Actuar)
  • Utilizar los datos de los sistemas de gestión medioambiental y energética
  • Contabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero, que son una parte esencial de la gestión del clima. Es importante conocer su impacto y establecer objetivos en consecuencia.

Hoy en día es casi imposible no posicionarse sobre la neutralidad climática o no ser activo a través de la protección efectiva del clima. Por ello, un inventario de gases de efecto invernadero es un paso importante hacia un futuro sostenible.

La contabilidad de los gases de efecto invernadero como punto de partida

La contabilidad de TGH se basa en cinco principios:

  • Pertinencia
  • Exhaustividad
  • Coherencia
  • Transparencia
  • Exactitud

1. Relevancia

Se cubren todas las emisiones de GEI relevantes, no sólo las de CO2, y la información satisface las necesidades de los usuarios.

2. Exhaustividad

Se cubren todas las fuentes de GEI dentro de los límites del sistema/del inventario. Si hay exclusiones, deben ser reveladas y justificadas.

3. Coherencia

Deben utilizarse metodologías coherentes para garantizar cierto grado de comparabilidad entre años. Si se realizan cambios (límites del sistema, métodos, datos), se documentan.

4. Transparencia

La indicación de los supuestos, las fuentes de datos utilizadas, los métodos de cálculo empleados, de modo que puedan ser rastreados.

5. Precisión

Las emisiones de gases de efecto invernadero registradas no deben ser sistemáticamente superiores o inferiores a las emisiones reales. Si así fuera, podría parecer que la empresa ha ahorrado muchas emisiones en el año siguiente o que, de repente, tiene muchas emisiones sin saber de dónde proceden. Por lo tanto, hay que garantizar en todo momento la exactitud de los métodos y modelos de cálculo.

Qué hay que tener en cuenta antes de empezar a recoger datos

Antes de aplicar la contabilidad de los GEI, hay que definir los límites del inventario. Esto incluye el período contable. Este suele ser de un año, pero puede elegirse libremente. Los límites del inventario de la organización se utilizan para decidir qué empresas o participaciones de la empresa se incluirán en el inventario.

Un enfoque alternativo es el de la equidad. En este caso, los gases de efecto invernadero, como el CO2, se determinan a partir de las emisiones de todos los centros y participaciones, y las emisiones se asignan proporcionalmente.

El enfoque que se utilice depende de la estructura de la empresa. Es importante observar el tamaño de la empresa y cuáles son las estructuras de participación.

Los límites del inventario operativo se refieren a las emisiones que deben incluirse en la cobertura. Hay emisiones directas que resultan de las operaciones de una empresa, como las centrales eléctricas de propiedad de la empresa, las flotas de vehículos o los procesos químicos. Dependiendo de la industria de la que proceda la empresa, también hay que tener en cuenta las fugas (por ejemplo, de refrigerantes).

Las emisiones indirectas se encuentran en las actividades anteriores y posteriores de la cadena de suministro. Incluyen, por ejemplo, las emisiones que se producen durante la generación de la energía adquirida (electricidad), pero también las emisiones que se producen en las instalaciones del proveedor o durante el transporte hasta ellas. Las actividades descendentes también incluyen las emisiones que se producen durante el uso del producto o que resultan del transporte y la eliminación de residuos.

Existen diferentes enfoques en función del método que utilice una empresa para contabilizar las emisiones. El GHG Protocol (o Protocolo de Gases de Efecto Invernadero) proporciona normas y directrices en inglés para la elaboración de inventarios de CO2 en diferentes ámbitos. La Norma Corporativa, por ejemplo, especifica qué emisiones deben incluirse en el límite de un inventario operativo y lo desglosa en tres alcances:

  • Alcance 1: registro obligatorio
    Esto incluye las emisiones directas mencionadas anteriormente (flotas de vehículos, centrales eléctricas propiedad de la empresa, procesos químicos, etc.).
  • Alcance 2: obligatorio
    Incluye las emisiones indirectas mencionadas (emisiones derivadas de la generación de energía fuera de la empresa, por ejemplo, electricidad y calor, etc.).
  • Alcance 3: opcional
    Se trata de emisiones que surgen de las actividades de la empresa pero que no están bajo su control, por ejemplo, las actividades de los proveedores, clientes o prestadores de servicios.

Recogida de datos y determinación de las emisiones

Deben contabilizarse los siguientes gases. La conversión en equivalentes de CO2 (el CO2 sirve aquí como punto de partida) se basa en el potencial de calentamiento global (GWP).

Las emisiones de gases de efecto invernadero casi nunca se miden directamente, sino que se determinan mediante lógicas de cálculo. Para ello son importantes los datos de actividad y los factores de emisión.

Los datos de actividad suelen representar las actividades que dan lugar a las emisiones de gases de efecto invernadero. Entre ellos se encuentran el consumo de combustible, el consumo de electricidad o los kilómetros recorridos. Las fuentes de datos adecuadas son las lecturas de los contadores, las facturas, las mediciones, los cálculos, posiblemente las estimaciones, o posiblemente las encuestas a los empleados sobre las distancias de viaje y los modos de transporte. A continuación, estos valores se ponen en relación con los factores de emisión.

Los factores de emisión describen la proporción de gases de efecto invernadero emitidos por unidad de una materia prima utilizada (por ejemplo, por unidad de gasóleo) y suelen expresarse en tCO2eq/cantidad. Para obtener los datos pertinentes, son adecuadas bases de datos como las gratuitas GEMIS, ProBas o las comerciales GaBi, ecoinvent. Dependiendo del sector o de la ubicación, pueden ser importantes otras fuentes de datos o publicaciones científicas.

El proceso según la norma ISO 14064

La norma ISO 14064 sobre sistemas de gestión permite a las empresas controlar, informar y gestionar mejor sus emisiones de GEI. La norma proporciona a las empresas un marco para el cálculo y la verificación de los GEI. Es voluntaria y la utilizan empresas de todos los tamaños y de una amplia gama de sectores.

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ISO 14064-1 Gases de efecto invernadero

Libro blanco

Explicamos la norma:

  • Descripción detallada de los requisitos de la norma
  • Referencias específicas al anexo
  • Amplio glosario

La norma ISO 14064-1 se refiere a los gases de efecto invernadero y puede utilizarse como base para hacer un balance de las propias emisiones de CO2 y para establecer la llamada Huella de Carbono Corporativa (HCC). Distingue entre emisiones de gases de efecto invernadero directas e indirectas. En principio, las emisiones directas de gases de efecto invernadero deben registrarse. En cuanto a las emisiones indirectas de gases de efecto invernadero, la norma ISO 14064-1 especifica que deben registrarse en función de su importancia. En otras palabras, si son significativas para la empresa en cuestión, deben registrarse. Hay cinco subcategorías para ello:

  • Emisiones indirectas de GEI procedentes de la energía importada.
  • Emisiones indirectas de GEI procedentes del transporte
  • Emisión indirecta de GEI de los productos utilizados por la organización
  • Emisión indirecta de GEI asociada al uso de los productos de la organización
  • Emisión indirecta de GEI procedente de otras fuentes

Estas cinco categorías pueden ampliarse y subdividirse. Cada organización que realice la contabilidad debe establecer los criterios de materialidad que utilizará para clasificar las emisiones indirectas. Algunos ejemplos pueden ser el volumen de la emisión, su capacidad de influencia, el acceso a la información y su exactitud, el interés y las expectativas de las partes interesadas, y otros.

La norma ISO 14064-2 proporciona orientación para captar las eliminaciones o reducciones de gases de efecto invernadero a nivel de proyecto.

La norma ISO 14064-3 proporciona la base para la verificación de la huella de carbono. Esta verificación corresponde al periodo contable, generalmente de un año, y puede ser realizada por DQS. Ofrece a las empresas la oportunidad de demostrar en sus declaraciones externas que se cumplen los requisitos para equilibrar las emisiones.

Normas adicionales

Otras herramientas útiles son la ISO 14067, que proporciona directrices para cuantificar los gases de efecto invernadero a nivel de producto, y la EN 16258, que es una norma centrada en el sector del transporte que especifica un método para calcular y declarar las emisiones de GEI y el consumo de energía. Puede utilizarse para el transporte de mercancías, pero también para el de pasajeros.

Cómo lograr la neutralidad de CO2 - Conclusión

La neutralidad climática en su conjunto -y la neutralidad de CO2 en particular- no cae del cielo. Pero proteger nuestro clima merece el esfuerzo. La base de la neutralidad climática es un inventario resistente, y su empresa obtendrá la máxima credibilidad con un certificado acreditado según la norma ISO 14064.

Gracias a esta norma, un inventario de gases de efecto invernadero puede consolidar la posición de su empresa en el mercado y hacerla más interesante para clientes, solicitantes, proveedores y prestadores de servicios. Para ello, también vale la pena preparar un análisis de materialidad para poder divulgar los aspectos clave de sostenibilidad y medio ambiente de su empresa en cualquier momento. Cuanto más precisa sea la identificación del impacto de su empresa en el medio ambiente, más rápido podrá realizar cambios y hacer avanzar el tema de la neutralidad del CO2 y de su empresa en el mercado.

DQS: Simplemente aprovechando la calidad.

Somos su especialista en auditorías y certificaciones, para sistemas de gestión y procesos, y lo hacemos con mucho éxito desde hace más de 35 años. Fundado como el primer organismo alemán para la certificación de sistemas de gestión, nos centramos en cómo se gestionan y organizan las empresas. Realizamos auditorías según unas 100 normas y reglamentos reconocidos, así como normas específicas de empresas y asociaciones. A través de nuestro trabajo, proporcionamos a la dirección pruebas claras para actuar.

La verificación de su huella de GEI por parte de nuestros expertos se basa en la norma ISO 14064-3 y aumenta la credibilidad de su empresa ante inversores, clientes y otras partes interesadas, como las ONG (organizaciones no gubernamentales). Además, se pueden identificar ahorros potenciales y aplicar medidas de reducción, lo que significa que también se pueden cubrir los requisitos relevantes para el mercado, por ejemplo, del CDP (Carbon Disclosure Project). Además, se está preparado para reaccionar rápidamente ante cualquier normativa legal.

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Autor
Altan Dayankac

Responsable de productos DQS y experto en numerosos temas de sustentabilidad, clima, medio ambiente y seguridad laboral. Altan Dayankac también aporta su experiencia como autor y ponente en comités de medio ambiente y seguridad y salud laboral, y en numerosos eventos profesionales.

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